Descubrí a KOMA tarde. Pero eso no me impidió disfrutarlos. El cuarteto navarro del metal, con su estilo peculiar, directo, atronador, pero siempre musicalmente rico, emanan algo que no consigo explicar, que hace que su música me entre por los oídos, me dé una patada en los cojones y se me quede atrapada en los entresijos del alma.
Siempre los había oído en grabaciones, y su directo no me defraudó, muy al contrario.
Venían a Barcelona y compré las entradas junto a mi camarada Víktor con mucha antelación, casi tan pronto como salieron a la venta.
Barcelona no es una plaza buena para el rockandroll, ni para las bandas nóveles o amateur, ni para bandas de más importancia. (un día si queréis hablamos de eso) Ese motivo me hacía dudar sobre el éxito de convocatoria de una banda como KOMA, y cuando vi el adelanto que sufrió el concierto a última hora os juro que pensé que más de uno no iba a llegar a tiempo por horarios laborales y tal, yo mismo tuve que “escaquearme” un poco antes del curro a riesgo de que mi jefe (ese que se merece un monumento…ya sabemos donde) tomase represalias. (Más tarde supe que la banda adelantó media hora el inicio por miedo a que, debido al horario de la sala no pudiesen ofrecernos todo el repertorio, lo cual los hace aún más grandes).
Además, yo soy un agonías, de los de llegar siempre demasiado pronto a los conciertos. Cuando llegué había muy poca gente, y empecé a pensar…no jodas tío! Esta gente son muy buenos! No se merecen una sala casi vacía…pero, en unos minutos se me pasó el susto, en un corto espacio de tiempo los que habíamos llegado antes ya estábamos disputándonos las primeras filas con la masa que llegaba por detrás, no soy estadista ni dispongo de las cifras, pero yo diría que entre un 80 y 90% de la sala estaba ocupada por público.
Y como quien no quiere la cosa y de golpe, la apisonadora de metal navarro se pone en marcha y lo primero que nos cae a cargo de Natxo, Rafa, y Juan Karlos, capitaneados por Brigi es “Los niños de Lapos Guerra” y a partir de ahí, una tormenta imparable, con el público totalmente entregado desde el minuto cero, con un Brigi que sabíamos por sus explicaciones en las redes que andaba con un gemelo roto y algún otro problemilla de salud, joder!! Si llega a estar bien del todo no quiero pensar lo que hubiésemos visto!!.
La actitud de Brigi fue encomiable, entregado desde el primer acorde y arrastrando a todos los que allí nos congregábamos a cantar, corear y en el peor de los casos berrear sus temas. Pero en especial el público se mostró hermanado con la banda en temas como “Tío Sam” que fue cantado a medias entre el frontman de la banda y Rafa.
Casi siempre me coloco en primera fila, y eso generalmente me resta calidad de sonido en un concierto pero me suma vivencias, la conexión con lo que está pasando en el escenario es más intensa, aprecias más cosas, más gestos, más matices (para escucharlo perfecto lo oigo en casa) aún así os diré, el sonido que era un poco “pelota” en las primera filas, se reconocía perfectamente con todos sus matices si te colocabas centrado en la sala y un poco más atrás.
El bolo que venia precedido por su trabajo recopilatorio “La bestia nunca duerme” no puede haber dejado indiferente a nadie que estuviese allí. Tras esa primera descarga de unos cuantos temas, Brigi y Natxo se marcaron un acústico de “Deprimido Singular” y “Buitres”. Se me hizo muy curioso verlos desenvolverse en ese registro, que francamente no sonó nada mal.
Después de eso continuó el puto ritmo frenético de los KOMA, como si alguien le hubiese dado de nuevo al interruptor de “on”, donde entre muchas lindezas más, escuchamos grandes clásicos como “Imagínatelos cagando”, la grandísima “La almohada cervical”, o “Sakeo”, sin darnos ni un respiro, cosa que tampoco queríamos, joder! ¡Que hemos venido a ver a los KOMA!. En este bloque apareció Ion Oses con su trompeta para marcarse la melodía de vientos de “El sonajero”, y fue un detalle de agradecer escuchar esa en ese formato, gracias Ion por venir con tu trompeta a mi cuidad y hacerme disfrutar un buen rato.
Si no me desconté, los navarros se marcaron 26 temas, o no…mejor dicho, creo que fueron 26 temazos atronadores, con una pequeña pausa acústica de 2 temas. Ojito que marcarse 26 temazos con el ritmo espectacular que nos descargaron los KOMA, y con su sonido atronador pero equilibrado, sin perder ni un ápice de energía en el proceso, y manteniendo al público en todo momento conectado, es algo que solo pueden hacer unos pocos.
La banda se despide, y llega el momento de los bises, en ese silencio incómodo, gran parte del público arranca a cantar la parte lenta de “Bienvenidos a Deguelto”, y se nos pone la piel de gallina a los viejos rockeros, esos que parece ser que nunca mueren.
En los bises se marcaron los que los modernos llaman un “Medley”, para los profanos y la Old School, unos cuantos temas algo recortados y empalmados unos con otros (Un “popurrí” de toda la vida, vamos) con “Se donde vives”, “El marqués de Txorrapelada”, “Aquí huele como que han fumao”, “Mi jefe”, y “El infarto”. Loable, impresionante, como dice su canción allí pasamos un rato “dislocándonos los cuellos todos a la vez”. La noche acabó a pesar de que nadie entre el público quería que acabase con Ion y su trompeta de nuevo en el escenario y “Bienvenidos a Deguelto”.
Resumiendo, un sonido atronador, una actitud irreprochable desde el minuto uno hasta el final. Natxo impecable en su virtuosismo con las seis cuerdas, Rafa contundente al bajo perfectamente integrado en la base rítmica y melódica, caminando pegado a Juan Karlos que debe adelgazar una media de 5 kilos por concierto (impresionante a la batería), y Brigi a la guitarra rítmica y con la energía de un elefante que entra al galope en una cacharrería sin preocuparse por nada…en el escenario miradas de complicidad, y caras de disfrute, ni se porqué una vez dejaron de tocar juntos, ni me interesa, lo único que quiero saber es -Cuando es el próximo concierto de KOMA???
Gracias Brigi, gracias Natxo, Gracias Rafa Gracias Juan Karlos, Gracias Ion….Gracias KOMA.
-El vecino del diablo-