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La gran mentira del rock en España

Aprovechando que Greta Van Fleet acaban de ganar un Grammy, me gustaría comentarte cómo era eso de ser aficionado al rock en la década de los 80 y de qué forma cuatro listos se han aprovechado de ti para que te guste lo que te gusta. Ubiquemos la acción, que diría el inmenso Antonio Reguera, en 1982.

El PSOE se da cuenta de que la juventud necesita una vía de escape para que no se de cuenta de los tejemanejes que van a hacer. Se sacan de la manga la famosa movida madrileña y todo el mundo entra por el aro. ¿Qué pasa? Pues que no a todo el mundo le gusta la pachanga y aquí es donde entran los listos que hoy en día siguen recibiendo condecoraciones por haber «luchado por el rock».

La operación fue tan fácil como la que ahora te comento. Comenzamos editando una revista histórica, dirigiendo una discográfica y dándonos la mano con el poder. Montamos una movida centrada en el rock o heavy-rock y a vivir. De vez en cuando, sacamos los pies del tiesto un poco, pero que no se note.

En TVE se emitía el programa Tocata los martes por la tarde. Raro era el día en el que no tocaba algún grupo de la discográfica del régimen o de otras que se fueron subiendo al carro de la promoción. Es decir, montamos exactamente la misma estructura que tenían Los 40 Principales, pero en plan colega y en plan mi rollo es el rock.

Como es lógico, las discográficas más grandes se dan cuenta del tema y comienzan a invertir pasta para aparecer en las revistas del género. Curiosamente, en una de ellas siempre aparecen anuncios de grupos de la EMI. Es decir, si a ti, o a tu hermano mayor, os gustan Iron Maiden o Scorpions no es por su calidad, que nadie pone en duda, sino porque te los metían hasta por los ojos.

Y ahora pregunto, ¿por qué otras bandas de demostrado talento como Kiss o Judas Priest no terminaban de cuajar a pesar de llevar ya una década o más de carrera? Porque sus discográficas no pagaban. De hecho, Atlantic, la de AC/DC, tampoco pagaba demasiado aunque el talento fue el que hizo que las revistas se rindieran ante el talento de la banda de los Young.

Y así hasta el día de hoy. Aquí vienen Iron Maiden y se promociona el concierto hasta la saciedad para terminar reconociendo que ha sido un éxito. Si vienen Judas Priest pues ni puñetero caso. Tras todo lo anterior ya sabes por qué te gustan ciertos grupos y por qué no conoces a otros. Manda el dinero que manejan los rockeros de guardia que son los mismos que te dicen a quiénes tienes que escuchar.

Si a lo anterior le añades el clásico garrulismo que dice que Greta Van Fleet son una producto o que ya no hay bandas como las de antes, el resultado está claro. No dejas de ser tan títere de estos señores como lo son los que escuchan Radiolé. Así de claro. Deja de culpar a los medios de comunicación en general de que no hablen del rock y comienza a mirar a los que han ido de salvadores de nuestro rollo cuando solo lo han sido de su cartera. Y si no te lo crees, investiga de qué va la canción “Agradecido” de Rosendo o lee lo que dicen algunos locutores de este artista. Te sorprenderás.

Por suerte, mientras que quede gente en Escandinavia que se tire al monte grabando el disco que les apetece y sin pensar en pasar por caja, el rock estará a salvo.

David López

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